domingo, 30 de marzo de 2014

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Fue cuestión de verte y escucharte para estar ahora aquí sin la facultad de dejarte ir. Mis deseos han cambiado y no sé por dónde empezar, es mi mente un lienzo en blanco que temo arruinar al pintar. ¡Oh amigo! ¿Qué me has hecho ya? Incomprensible es este sentir para mí, como invisible y ajeno es para ti.
Creí haber madurado, dejar de lado el asombro que conduce al supuesto de amar. No estoy segura de qué es lo que siento en mi pecho, si es el latir de mi corazón o la esperanza de recibir tu afecto creciendo contra el tiempo.


Miro al cielo y le pregunto a la vida si eres especial ¿es que acaso mi destino está trazado sobre el mismo camino que solía tomar? Cruel sería el azar si me dejara seguir sobre la pista del ayer, no quiero que seas como las sombras que me preceden y no me abandonan, quiero verte reflejado en la luz al final del túnel, cruzar la montaña a través de esta cueva que la vida se empeña en alargar.

Bastó tan solo un abrazo para hacerme conmocionar, sentir tu piel a través de la tela en un acto inocente y a la vez tan voraz. Impulso o no, eres tú a quien hoy quiero, puede que todo sea confuso dentro sin embargo estoy consciente de que eres tú mi más. Puede que no me comprendas ahora o quizás nunca lo harás, dudo que hayas notado lo que tu paso en mi vida durante estos años ha causado, pero si un atisbo de locura en mis ojos has atrapado, ten por seguro que algo de ti hay en ella.

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