sábado, 17 de septiembre de 2022

Silencio

 El silencio es duro

Me cuesta trabajo sostenerlo cuando en mi cabeza  todo el tiempo conviven dos cosas contradictorias, que la gente tiene cosas más importantes,  una vida sucediendo y la otra es que no soy una persona agradable para convivir o querer, que ya se cansaron de mi. 

El silencio me rebasa, y aunque la lógica apunta a un razonamiento sencillo, en el cuerpo me atraviesa la sensación de la desolación más dura e irreconciliable que he sentido. 

No sé ni siquiera cómo reaccionar, me paraliza el miedo, la angustia y la incertidumbre. Me vuelvo torpe y aspera. 

Hay momentos en donde intento ser quien era, por segundos fugaces funciona, funcional, pero termina siendo pasajero y el mensaje de mis intentos confunde y lastima a quienes más quiero, a quienes quiero tener más cerca en estos días de bruma. 

Ya no sé pedir perdón, por ser esta persona que estoy habitando. Me desconozco y, a la vez, me temo que la historia se vuelve a repetir. Demasiado qué soportar, soy demasiado.

A la deriva, de nuevo, si me suelto, simplemente deseo ya no regresar.