martes, 8 de septiembre de 2015

El inicio de un sueño.


Mucho he hablado sobre soñar, luchar por nuestras metas y ser fiel a una misma; pero hoy sólo quiero compartir mi experiencia alcanzando una de las tantas metas que he venido estableciendo desde hace mucho tiempo. Viajar alrededor del mundo, conocer otras culturas, nuevas personas y lugares era algo que veía como un proyecto posible pero muy lejano; sin embargo hoy puedo decir que he iniciado con ese proyecto que si bien, y afortunadamente, me tomará toda la vida, he dado el primer paso y he comenzado con él. Hace más de un mes se publicó una convocatoria en mi universidad para estudiar inglés en Canadá, la solicité siempre pensando que no sería posible obtenerla por muchos aspectos, sin embargo al publicarse los resultados mi corazón se detuvo un momento al ver que mi número de matrícula estaba entre aquellos que la habían recibido, y así fue como todo comenzó.
Tuve que ir a tramitar mi visa, preparar mis cosas, emocionarme y hacerme a la idea de que era real. Para muchos puede que no signifique tanto, que sólo lo vean como un viaje, una experiencia, pero para mí era comenzar, como ya dije, aquello que pretendo mantener haciendo el resto de mi vida. 
Pues bien, finalmente el día llegó y yo estaba sumamente nerviosa y emocionada, mi familia me acompañó al aeropuerto y algunos de mis mejores amigos también acudieron para despedirme. Mi vuelo salía a las 00:05, pasé por la revisión de mis cosas para esperar después el momento para abordar y comenzar oficialmente esta aventura. En la sala de espera para abordar nos encontrábamos muchos alumnos de mi universidad, el avión iba casi lleno con nosotros; en fin, el punto es que ahí conocí a varias chicas con quienes estuve platicando mientras esperábamos. Finalmente el momento llegó y subimos, despegamos y comenzamos a volar a través del cielo, sus nubes y sus estrellas, despidiéndo a nuestra tierra por un tiempo. Sobrevolamos las costas del Golfo de México y después pasamos por algunos estados de EUA para después llegar a Toronto, Canadá. Lo más hermoso que puedo decir de ese vuelo es que técnicamente nos encontrábamos persiguiendo el amanecer, la vista era hermosa a pesar de que llegamos un día nublado. El aeropuerto es maravilloso, la vista que teníamos mientras nos dirigíamos al área de migración y de entrega de equipaje realmente era una forma de decirnos "bienvenidos". Había sido un vuelo de 4 horas, de las cuales puedo decir que al no poder ver mucho por la ventanilla debido a que iba en pasillo y que por ser noche estaba totalmente oscuro, me dormí un largo rato. De vez en cuando, sobrevolando los cielos de Estados Unidos, se lograban entrever las luces de las ciudades, también fue un panorama agradable. 
Ya saliendo alguién nos estaba esperando para dirigirnos a la ciudad en la que estaríamos durante nuestra estancia, no nos quedaríamos en Toronto. London es una ciudad pequeña y realmente hermosa, sus casas son de estilo victoriano, sobre todo en el centro, estando ahí no hay un sólo rincón en donde dejes de ver el color verde del pasto y el azul del cielo; también es un lugar sumamente tranquilo para vivir, la gente es muy amable en su mayoría y siempre están dispuestos a orientarte cuando te encuentras perdida. Cada uno de nosotros fue asignado con una familia que nos recibiría y con quienes viviríamos durante nuestra estancia, yo tuve la suerte de estar con otras 3 chicas, a una de ellas la conocí en el aeropuerto en México mientras esperábamos abordar.
La casa a la cual llegamos tenía su encanto, era amplia y cada quién tendría su propia habitación, la mía estaba en el entrepiso, entre el sótano y la planta baja. Los muros era color lavanda con sus molduras blancas, un piso de madera y una ventana que daba hacia la calle, estaba al ras del piso, así que mi vista eran las flores y el pasto que presentaban a la casa; contaba con un escritorio, una cómoda, y un espejo a juego, todos a juego, de madera pintada de blanco, justo como me gustan, mi cama era de hierro forjado y mi clóset de un tamaño suficiente para mi ropa y mis maletas. Contábamos con un patio trasero con flores y alberca, lamentablemente la alberca no estaba en uso debido a que nuestra familia canadiense no la habia preparado; también teníamos nuestra propia sala en el sótano. Era un hogar agradable.
La escuela en donde tomé mis clases, era realmente apantallante, pues debo decir que para una amante de todo lo Inglés, la arquitectura de los edificios era magnífica. Empezando por la Universidad Brescia, que fue al lugar en donde llegamos de Toronto, y continuando con el Colegio Kings, en donde tomé mis clases. Ambos edificios podías equipararlos quizás con castillos, em fin, creo que las fotos hablan por sí mismas. Canadá comenzó a mostrarse mejor, el clima debo admitir no fue para nada lo que esperaba, yo pensaba que encontraría un lugar muy frío o por lo menos, con una temperatura similar a la ciudad de México, pero no, el calor era intenso debido al nivel de humedad que hay. Únicamente los últimos días fueron fríos, lo bueno es que la ropa que llevé era fresca, si no probablemente hubiera tenido que hacer algo al respecto.
Las clases por su parte fueron muy entretenidas, pero lo mejor fueron las actividades extracurriculares y nuestras visitas de fin de semana a los lugares más turísticos alrededor. Por ejemplo el primer día de clases fuimos al centro para llevar a cabo una actividad en la que nos teníamos que tomar fotos en un montón de lugares marcados en un mapa del lugar, nos separaron por equipos, el que más fotos y puntos tuviera ganaría un premio. Fuera de la competencia, creo que fue una gran forma de conocer el centro y sus rincones más ocultos. Lo más llamativo para mí fue el Victoria Park, el río Thames y en general la arquitectura, como la de la iglesia de St. Peters. Así mismo otro de los aspectos que amé de Canadá fueron sus árboles, desde el tradicional y representativo árbol de maple, hasta los pinos (pinos navideños) que se encontraban en todos los parques y carreteras. La ciudad de noche fue todo un espectáculo para ver, había un edificio frente al Victoria Park que iluminaban de colores, lucía muy bonito, desde el parque sentada en una banca, o simplemente caminando rodeada de la calma que domina en el lugar a esas horas, era magnífico. Sus monumentos era muy bonitos también.




Fuera de London, conocimos Toronto mas allá del aeropuerto, visitamos la torre CN, que es la más alta de la ciudad y se parece un poco a la torre de Seattle. La experiencia en la torre no fue la gran cosa, lo que sí es que disfrutas de la vista que te ofrece desde el mirador, sólo eso, Toronto es una ciudad muy grande, llena de una multiculturalidad asombrosa, y como en México, puedes ver una mezcla de tiempos en sus edificios, puedes apreciar el pasado en sus edificios más cercanos a la universidad de Toronto, o bien la modernidad en sus altos corporativos.  Fuimos también al lago, es muy tranquilo y puedes descansar un rato por ahí.El siguiente fin de semana visitamos una playa, en realidad no es mar, si no un lago, el lago Huron, es un lugar muy agradable, el clima fue perfecto, el agua es muy fría pero es excelente para un día caluroso.
Visitamos una reserva natural llamada Westminster Ponds, en London, en ella la humedad es muy fuerte, hay un lago lleno de peces, en el lugar encontramos diferentes especies de ranas, aves, insectos, los árboles que encontramos ahí eran igual de diversos y hermosos. Es una verdadera joya si lo que te gusta es la naturaleza. Canadá tiene jardines preciosos, llenos de flores de mil colores que realmente huelen muy fuerte, cerca del río Thames hay un parque pequeño que tiene un jardín muy bonito, a mí me encantó por completo por su forma y sus flores, cerca había un lugar en donde puedes ir a mojarte, los famosos splashpads.












Creo que esta se ha vuelto una publicación muy extensa, pero es que así de grandioso fue este viaje, pero de ahora en adelante intentaré ser más breve. Durante este viaje también visitamos las cataratas del Niagara, uno de los lugares que había querido visitar desde hace mucho; no miento al decir que es un lugar que te quita el aliento, no sólo las cataratas, sino el pueblo en sí es tan diverso, puedes encontrar muchas atracciones turísticas como museos, parques de golf temáticos, miles de tiendas de souvenirs, etcétera. Pero lógicamente las cataratas son lo más hermoso, el sonido del agua cayendo con toda su fuerza, el arcoiris que se forma en ellas, la brisa que te empapa totalmente, la emoción te atrapa todos los sentidos. Saber que estas en los límites de dos países, tan diferentes y similares, compartiendo una de las maravillas del mundo. Es un sentimiento realmente impresionante.  No puedo encontrar más palabras para describirlas, así que dejaré que sean las fotos las que hablen. Ya para finalizar quiero recomendarles que si van alguna vez y visitan London, vayan a una librería que tiene su historia.

Esta libreria se llama CityLights, venden libros nuevos, usados, de todo, hay discos de vinyl, películas, series, cómics, novelas gráficas, puedes realmente encontrar una gran variedad de títulos y a un precio muy bueno, además de que el lugar es muy agradable, puedes percibir ese olor a libro viejo que resulta tan cálido y que te da una gran bienvenida al lugar. Los empleados son muy amables y siempre están dispuestos a ayudarte. Es muy importante decir que ellos estaban agradecidos de que fuéramos. Nos reconocían como parte del grupo de mexicanos que había estado llendo varias veces, fuimos buenos clientes puesto que todos los días iba alguno de nuestro grupo a comprar y disfrutar. Hasta buen viaje nos desearon porque ya sabían qué día nos regresábamos. Yo tuve la fortuna de ir el último día de mi viaje y la señora que nos atendió me dijo que esperaba que volviéramos pronto.