domingo, 30 de marzo de 2014

2

La noche está estrellada, más que ayer. El cielo es demasiado azul para ser noche y demasiado negro para ser día, pareciera estar en el momento en que ambos, noche y día, se combinan para brindar un espacio donde nadie tenga que ceder.

Estoy soñando, lo puedo sentir pues te veo sonriendo hacia mí.

Ha llegado el tiempo de dejarme abrumar por completo, quiero describir en unas líneas cuánto te aprecio en todos tus momentos. Son tantos los infortunios que tu sonrisa oculta, que mi corazón se retuerce un poco al contemplarle natural e intocable. Mis labios tan solo desprenden calor ante la mera idea de su roce con los tuyos, eres un baúl de improbabilidades; cada opción que mi fantasía ofrece se ve plagada de sombras dudosas y aguafiestas. Llenan de temor mi papel en la obra, haciéndome sentir como si fuera ya un fracaso antes de ser siquiera presentada.

Amor dame un día, un segundo más para contemplar tu mirada, déjame cerrar los ojos a tu lado y abrir mis oídos a la dulce cadencia de tus palabras, permíteme entonces portarte en el oído. Llevarte conmigo en la memoria del sonido dejando que sea tu dulzura la que me invada, que sea tu personalidad y tu esencia la que me contagie de energía. Permite a mis sentidos aprehenderte con fiereza, y aunque el miedo de perderte sin tenerte vuelva, déjame sentirte cerca por un minuto siquiera.
Y aunque despertar yo tenga, espero lograr hacerte un trato, exponer ante ti mis sentimientos y, si es que el universo está a favor nuestro, proponerte el trato que dará paso a una aventura sin igual. Ya tengo en mente las palabras, me faltan la voz y el oído que las haga reales. No pretendo ser la dueña de tu tiempo, porque no quiero que mi tiempo tenga dueño, no quiero ser tu razón de vivir, puesto que quiero que mi razón de vivir sea la vida misma; no quiero que me entregues tu corazón, no sabría qué hacer con él, me sería tan difícil cuidarle como lo es cuidar del propio.
No quiero acapararte porque seguramente no seré la única persona importante en tu vida, lo sé porque tú tampoco gozarás de esa exclusividad, no quiero que dejes de hacer tus cosas por hacer lo que yo hago, cariño me encanta lo que haces y no quiero que cambies, créeme que yo amo lo que hago y tampoco quiero cambiar, te lo suplico. Cariño mío, no creas que intento matar el romance, por el contrario, vivo de amor por la vida y muero de vida por el amor.
He encontrado en ti a la persona que complementa mi ser y mi vivir, ambos somos dos seres distintos que no perderán su esencia a consecuencia del otro ¿para qué enamorarse entonces de algo que puede desaparecer en un parpadeo inseguro? No amor mío, a ti te quiero como eres y serás, diferente y en constante cambio, tal como la vida es y será. Yo te amo tanto como me amo a mí misma, y no es ser egoísta, es compartir contigo lo más valioso de mi vida y aunque parezca narcisista, quiero dejarte claro que no es por eso, sólo que debe estar más que entendido que no hay nadie por encima de nosotros, tú debes amarte por sobre todas las cosas para poder amarme, es a eso a lo que me refiero.
Si acaso piensas que aún no soy romántica, déjame decirte que no has comprendido mis palabras, a ti te quiero contar mi vida entera, puede que me reserve un par de páginas para mi colección privada, quisiera contarte y escucharte, anotar en más hojas blancas tus defectos para añadirlas a mi colección, entenderlas y amarlas, porque eso es lo que espero de ti; que me entiendas y me ames, no que me tengas en un altar de donde estoy segura, más de diez veces caeré.
Cariño, permíteme decirte lo especial que eres para mí, como ya te habrás dado cuenta, no te pido que te entregues como un esclavo a mis deseos porque créeme yo tampoco lo haré. Sin embargo te prometo que desde el día de hoy, si aceptas mi propuesta, estaremos juntos del
mismo lado del mundo. Tú y yo compartiremos los cuentos cortos que surjan cada mañana hasta escribir una novela que muestre nuestras vidas, unidas pero libres de ser distintas. Quisiera que ambos nos amáramos sin mesura pero con la suficiente cordura como para no olvidar que somos humanos poco convincentes.
Muchos caen en el encanto del relato romántico, no te mentiré, yo misma me he dejado envolver en sus letras y espacios. Incluso debo mencionar, son varios los que por ti he conocido y asimilado tanto; me hago de sus frases y sus momentos como si fueran míos pero ¿quieres la verdad? Cada uno de ellos me atrapa porque es distinto el uno del otro, especial. Hazel no es la misma que Julieta ni que Eleanor o Anastasia, está lejos de ser como Elizabeth, Emma o Melanie, ni hablar de Ana o Sofía, así mismo yo no seré como ninguna de ellas porque yo soy Stephanie. Quiero que mi historia cuente lo especial de nuestros momentos, de nuestros dramas y de cada detalle, no quiero que seamos ninguno de esos personajes, seremos tú y yo; marcando este relato por nuestra esencia personal.
Discúlpame por no pedirte el corazón o tu tiempo completo, por no requerirte como los amantes creen requerirse entre ellos. Discúlpame si es que te desmotivé al pedirte que fueras tú en todo momento y que me permitieras ser yo mientras aún existamos en el universo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario